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¿Cómo reducir los plazos de cobro y mejorar la rentabilidad?

Escrito por Moonflow España | julio 01, 2025

¿Cuál es el plazo de cobro de tu gestión de cobranza? Entre empresas, es común que se emitan facturas a crédito con plazos de 30 a 45 días. Sin embargo, ¿esto es bueno para el negocio o es mejor reducir el plazo de cobranzas? De ser así, ¿cómo hacerlo?

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El plazo de cobro ideal en entorno B2B

En el entorno B2B, definir un plazo de cobro adecuado no es solo una cuestión operativa, sino una decisión estratégica que afecta de forma directa a la liquidez, la rentabilidad y la estabilidad financiera del negocio. Aunque los plazos de 30, 45 o incluso 60 días siguen siendo habituales en muchas relaciones comerciales, no siempre son la mejor opción para quien emite la factura.

Determinar un plazo óptimo depende de dos factores:

  • Las necesidades de tesorería de la empresa. Si el flujo de caja es ajustado y el negocio requiere liquidez constante para sostener operaciones, inversiones o compromisos financieros, lo más eficiente es acortar los tiempos de cobro. Esto permite anticiparse a tensiones de caja y reducir el riesgo de morosidad.
  • El perfil del cliente. Las grandes compañías suelen operar con ciclos de pago más largos y estructuras de aprobación complejas. En estos casos, se puede negociar un plazo intermedio o solicitar un pago parcial por adelantado para equilibrar el riesgo. Esta práctica es especialmente útil cuando se trata de proyectos de envergadura o relaciones comerciales aún en fase inicial.

Si bien no existe un único plazo ideal, sí puede hablarse de buenas prácticas para adaptar las condiciones de cobro a la realidad del negocio y del cliente, protegiendo así la salud financiera sin deteriorar la relación comercial. Esto también permite optimizar el ciclo de cobro.    

¿Cuál es el impacto financiero de un largo periodo de cobro?

Tener plazos de cobro largos impacta directamente en la liquidez, la rentabilidad y la capacidad de maniobra financiera. Estas son las consecuencias más relevantes:

  • Menor liquidez operativa: si cobras a 60 o 90 días, pero pagas a 30, estás financiando a tus clientes. Esto obliga a cubrir el desbalance con recursos propios o con deuda.
  • Mayor exposición al impago: a más plazo, más riesgo. Las probabilidades de retraso, reestructuración o incobrabilidad aumentan con el tiempo.
  • Costos financieros innecesarios: financiar circulante por falta de cobro implica intereses, pérdida de descuentos por pronto pago y menor margen.
  • Pérdida de oportunidades: el capital inmovilizado no se puede reinvertir ni aprovechar en nuevos proyectos, compras estratégicas o mejoras operativas.
  • Desgaste en relaciones clave: una empresa que no cobra a tiempo puede tener dificultades para responder a proveedores, pagar nóminas o sostener inversiones, afectando su reputación y su continuidad operativa.

Estrategias para reducir días de cobro

Pese a que en tus condiciones de crédito hayas establecido condiciones de cobro largas, es posible reducir el período, pero ¿cómo hacerlo? A continuación, algunas estrategias prácticas que puedes implementar:

Revisa las condiciones actuales y habla con tus clientes

Una gestión eficiente de cuentas por cobrar  parte de revisar si las condiciones actuales siguen teniendo sentido. Si identificas tensiones de tesorería o anticipas dificultades de liquidez, no dudes en entablar conversaciones abiertas con tus clientes para proponer ajustes razonables. Lejos de ser una señal de debilidad, esta transparencia puede generar confianza. Muchos clientes, especialmente si mantienen una relación sólida contigo, están dispuestos a adaptarse.

Propón incentivos por pronto pago

Ofrecer descuentos por pago anticipado es una fórmula efectiva para acelerar cobros sin imponer condiciones. Modelos como el 2/10 neto 30 —un 2% de descuento si se paga dentro de los primeros 10 días— son ampliamente aceptados en entornos B2B. El objetivo no es sacrificar margen, sino mejorar la liquidez cuando más se necesita. 

Establece pagos por fases en proyectos de mayor envergadura

Cuando se trata de proyectos grandes o de ejecución prolongada, dividir los pagos en hitos claros (por ejemplo, 50 % al inicio, 25 % a mitad de camino y 25 % al finalizar) no solo mejora el flujo de caja, sino que reduce el riesgo de concentración del cobro al final del trabajo. También ayuda a mantener el compromiso de ambas partes durante toda la ejecución.

Acorta plazos en clientes nuevos o de riesgo

En clientes con los que no has trabajado antes —o con quienes has tenido problemas de pago— puedes establecer condiciones más estrictas desde el inicio. Esto incluye anticipos, pagos parciales por adelantado o plazos más cortos, al menos hasta que se genere un historial de cumplimiento. Personalizar las condiciones según el perfil del cliente es una forma de proteger la rentabilidad sin perder oportunidades de negocio.

Mantén margen para volver a condiciones anteriores

Si decides aplicar medidas como acortar plazos o exigir adelantos, deja la puerta abierta a revisarlas más adelante. Comunicar que esta es una solución temporal ante necesidades puntuales de liquidez puede evitar fricciones y preservar relaciones a largo plazo. El equilibrio entre rentabilidad y solvencia se logra gestionando cada caso con flexibilidad, pero sin improvisación.

Preguntas frecuentes sobre plazos de cobranza en empresas B2B

¿Tienes alguna otra duda? Resolvemos las preguntas frecuentes respecto a plazos de cobros en entornos B2B:

¿Qué plazo de cobro es el más común en relaciones B2B?

Los plazos más habituales se sitúan entre los 30 y 45 días tras la emisión de la factura. Sin embargo, en sectores como construcción o industria pesada pueden extenderse hasta 60 o 90 días. 

¿Reducir los plazos de cobro puede afectar la relación con los clientes?

No necesariamente. Si la propuesta se comunica de forma clara, con argumentos financieros sólidos, muchos clientes están dispuestos a negociar.

¿Tiene sentido aplicar condiciones distintas según el tipo de cliente?

Sí. Adaptar las condiciones de cobro en función del historial de pagos, el volumen de negocio o la etapa de la relación puede ser una estrategia eficaz.

¿Puedo revertir los cambios si mejoro mi liquidez?

Sí. Puedes volver a ofrecer condiciones más flexibles una vez superada la necesidad puntual de liquidez.

Reducir los plazos de cobro no solo mejora la liquidez, sino que fortalece la rentabilidad y reduce el riesgo financiero en entornos B2B. Aplicar estrategias como anticipos, incentivos por pronto pago y condiciones diferenciadas según el perfil del cliente permite acortar los tiempos sin dañar la relación comercial. Gestionar estos ajustes con claridad y flexibilidad es clave para equilibrar la solvencia operativa con el crecimiento del negocio.